04/01/2017
Audi SQ5 3.0 TDI quattro Competition
Aunque con la llegada del nuevo año también llegará la nueva generación de este modelo, estos días he tenido entre mis manos un SUV que es capaz de “gustar” a los menos afines a este tipo de coches y de enamorar definitivamente a los que sí lo son, es decir, he tenido entre mis manos un Audi Q5. Un coche que continúa una historia de éxito desde que se presentó en abril de 2008 en el Salón del Automóvil de Pekin y que supuso un auténtico éxito por su carácter deportivo y tecnología de última generación.
En los siguientes años Audi amplió la gama con nuevos motores de cuatro cilindros y potentes motores V6 de gasolina y, en 2012, presentó un nuevo Q5 y el SQ5 TDI. El primer modelo S de la marca con un motor diésel que con un motor V6 biturbo rendía una potencia de 313 cv y se convertía en el Q5 más potente y deportivo de la marca hasta la aparición del coche que hoy probamos en Coches.net; el SQ5 Competition que además de contar con una potencia de 326 cv a 4.000 rpm y una par máximo de 650 Nm a 1.400 rpm, dispone de acabados específicos que realzan aún más su carácter deportivo.
Personalizado
Con la decoración específica de esta versión todavía destacan más las marcadas líneas del Audi Q5, con un portón que parece envolver la carrocería, el rápido descenso del arco del techo y su alta cintura, en combinación con detalles y acabados que demuestran su espíritu deportivo. El portón trasero y el capó del motor son de aluminio y en el habitáculo se emplean materiales ligeros que permiten ahorrar hasta 15 kg respecto a los componentes convencionales. La versión Competition incluye el tren de rodaje deportivo que rebaja la altura de la carrocería en 30 milímetros, llantas de aleación de 20” con neumáticos 255/45 -en este caso con un acabado exclusivo en color negro brillante-.
En el Competition también se incluyen las barras de techo acabadas en negro, cristales tintados oscurecidos, marcos de las ventanillas en negro, marco de faros antiniebla en negro brillante, parrilla en negro mate con los listones en negro brillante, retrovisores en aluminio mate y difusor específico. Nada que descubrir en el interior –a excepción de las esferas del cuadro de instrumentos de color gris con las agujas blancas y los pedales y las levas de cambio en color aluminio específicos del S-. Abundan los materiales de calidad, un amplio espacio para los ocupantes, buenos acabados y un elevado confort. Por su parte, el maletero dispone de la misma capacidad que las otras versiones con 540 litros que se amplían a 1.560 con la segunda fila abatida. (...)
El más deportivo
Suena raro describir como “el más deportivo” a un SUV, diesel y con un peso de 2.075 kg, pero así es -con permiso del SQ5 Plus-. El Competition, con los 326 cv de su V6 biturbo y una buena electrónica lo convierten en un SUV capaz de hacer guiños a la deportividad sin renunciar al confort y la polivalencia que debe ofrecer un coche de este tipo. Con el fin de reducir peso, muchos componentes de la suspensión delantera son de aluminio, mientras la servodirección electromecánica, que adapta su asistencia a la velocidad, incrementa la sensación de agilidad y precisión en la entrada a los virajes. La suspensión es algo más firme que en el Q5 y quizá pierde algo de comodidad en determinadas circunstancias, pero en mi opinión, es un tarado adecuado para el carácter del coche.
La firmeza de la suspensión, unos buenos frenos y una dirección precisa le permiten disponer de un comportamiento dinámico más competitivo de lo que en un principio puede parecer, pero su propulsor también tiene mucho que ver en ello. Asociado a una caja automática Tiptronic -convertidor de par- de ocho velocidades, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,1” y de alcanzar los 250 km/h autolimitados. El V6 diesel ofrece una gran respuesta “desde el minuto uno” y tiene un sonido realmente bonito que nada tiene que ver con el de los motores diesel, eso sí, gracias a un actuador de sonido integrado en el sistema de escape.
Buenas sensaciones al volante
Eso es lo que SQ5 transmite nada más cogerlo. Es un coche con el que se puede viajar por autopistas y carreteras con comodidad y un cierto lujo, al mismo tiempo que podemos disfrutar de su potencia y buen comportamiento dinámico en zonas en las que abunden las curvas. A velocidades legales por autopista se viaja con gran suavidad, poca rumorosidad, con el motor a muy bajas vueltas y con unos consumos que en el caso de nuestra prueba se cifraron en 8,2 litros -siempre en las condiciones comentadas-. Cuando decidimos “gastar más” y extraerle todo su potencial en zonas sinuosas, realizando una conducción deportiva, es cuando uno se da cuenta del verdadero poderío del SQ5.
El motor responde contundentemente desde el primer momento, especialmente si a través del Audi drive select hemos conectado el modo Dynamic que es con el que se activa el “lado oscuro” del SQ5, gracias a que la respuesta del motor es más inmediata a la demanda del acelerador, a que el cambio “va” hasta un régimen mayor para cambiar, a que la dirección se endurece y a que el sonido del propulsor -del escape mejor- te hace olvidar por completo que es un diesel. El SQ5 acelera con mucha fuerza hasta llegar a las 4.000/4.200 rpm, momento en el que -con las levas situadas en el volante, por ejemplo- podemos cambiar de velocidad con rapidez pese a ser un cambio automático de convertidor de par. La verdad es que -en respuesta- está cerca de un automático de doble embrague. (...)
(de Coches.net)